lunes, 15 de septiembre de 2008

La vuelta al cole

Subo el primer escalón y luego el segundo y el tercero... hasta que llego a la tercera planta del edificio, estoy un poco perdido por lo que voy en busca de caras conocidas, por el camino sonrío mientras me encuentro con personas que han conseguido tocarme el alma.

Entro en la clase y los veo, a todos ellos, a los que conozco, a los que conocí, a los que creo conocer y a los que conoceré, y a él. Desenganchado, difuso, normal, pero sin embargo él. Sorpresa, de no sentir nada de efusividad, de no tener el corazón acelerado, ¿he superado el mono?, no me lo creo. La sorpresa a dejado paso al vértigo, las carcajadas y la complicidad a sus miradas furtivas y escondidas bajo un flequillo engominado (¿lleva espuma? pero para qué si no la necesita). Comprendo que tengo mi sitio, lo comprendo, pero no lo hacepto, y ahora tengo poder para cambiarlo, y lo haré.
Corro el riesgo de convertirme en un ser doblado en dos, en contener una personalidad bipolar, pero, ¿no sería un riesgo que merece la pena correr? Imagino a dos personas en mi interior, cediendo a los estereotipos que los años y la cultura han inculcado en mi mente, son respectivamente uno blanco, el debil que siempre está pensando y sintiendose mal; otro negro, fuete que siempre se rie, que sólo ve lo que está pasando, que no se preocupa del pasado ni de lo que pudiera pasar, es malo si tiene que serlo; hablan entre ellos, discuten, luchan y el negro gana, se extiende por mi cuerpo y derepente soy yo.

Esto demuestra todo lo que es capaz de hacer la búsqueda del poder, el deshecho urbano que es el entorno, y la gente...

Perdón por haceros participes de mi vagancia mental, pero sino es aquí dónde.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

De mal royo


Un pequeño texto con toques de novela negra, serie mala de madrugada y una extraña vida que es la mia.
Odio y rabia, ahora mismo los estoy acumulando, reservando, cargando unas pilas diabólicas que acabarán por estallar. Cosa que a nadie le va a gustar ver. Y en la explosión se desintegrará todo sentimiento, moral o principios que antes hubieran habitado en mi cuerpo. Las llamaradas de odio destruirán el mundo encadenando el amor a una roca y lanzándola al fondo del océano, cual representación gratuita de la bella historia de Casiopea.
La incertidumbre reinará en los corazones. Yo caminaré por la tierra y mi hambre no conocerá fin, y se descubrirá que las palabras de la Parca eran sólo la profetización de mi llegada.
Puedo notar que ese momento está cerca, ni siquiera el poder de la tinta es capaz de calmar el dolor y las lágrimas, la desesperación y el patetismo. Intento huír, trasladarme a otro nivel de mi mente, escalar hasta los recovecos donde puedo ir dejando esas perlas negras que se van acumulando, ese polvo de cristal negro que empieza a cubrirlo todo y que no puedo expulsar fuera.

Sólo necesito tu mano sobre mi cuerpo y que lo saques todo a fuera. Esa es la misión del héroe, salvar al mundo de la no existencia. Aunque ya sabes que en ese proceso tendrás que dar fin a la mía, lo sabes, soy sólo un dios entre dioses.

Este triste y patético, definitivamente ridículo sonilóquio, es fruto del miedo, miedo de mi mismo y de los demás, miedo de un mundo demasiado grande. El miedo es un mundo diferente que se acopla a este, con sus propias reglas, que interfieren en las nuestras.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Maltratadores de animales


Esta misma noche he rescatado un perro de la calle, un pequeño cachorro de boxer precioso. Después de indagar un poco me entero que el propietario es un chico de 19 años que pertenece a ese tipo de gente que meterías en una isla y despues harías que ardiera como el purgatorio. Solo hay que imaginarse la situación para adivinar la cara que se me pudo quedar cuando voy a devolverle el perro y me lo da de denuevo junto a la correa diciéndome que no le quiere, que le iba a dejar por ahí. En honor a PsicoDelirium, lo que pensé hacerle:

Meterle de una patada en la casa; darle un puñetazo para quedarle seminconsciente; llamar a los perros; rociarle de carne en polvo; ver como los perros comienzan a comerselo; cada vez con mas fiereza; oír los gritos de terror de ese hijo de profesional con moral distraída; ver su rostro desfigurado; muerto.

Otra posiibilidad cortarle todos los dedos, falange a falange.

Atarle el pelo a cuatro boxer y hacer que corran hasta arrancarle el cuero cabelludo.

Quemarle vivo recreandome en la formacion de las ampollas viendo como se le cae la piel a tiras.

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Como conclusión, solo decir que el perro ya está en mejor condiciones, ha estado contento y sin miedo (el capullo del dueño me dijo con toda la cara que le pegaba cuando se meaba o cagaba, el pobrecito lo que habrá pasado). Le he encontrado una casa donde vivirá muy bien por mucho tiempo.

Sólo decir, MUCHA SUERTE GOLFO!!