El final del principio de un nuevo final empezado...

No estaría del todo mal decir que vivimos en ciclos, repetimos algunas cosas durante un período de tiempo con el propósito de alcanzar el nivel de experiencia suficiente para luego llegar a un nivel de madurez aceptable. Sí, creo que no estaría demasiado mal la chorrada que acabo de decir, pero no hay ningún problema porque la que voy a soltar ahora es aún mejor. Después de mucho reflexionar (mentira cochina, después de mucho joderme y joderme) he llegado a la conclusión de que yo habré pasado por uno o dos de esos ciclos y seguramente me haya quedado anclado en el tercero, pasándose a llamar bucle, sí, sí, bucle, vamos que no tiene fin, condenado a repetir lo mismo una y otra vez, queriendo a la misma persona una y otra vez como un idiota, subiendo a lo más alto de la mano de la más preciosa de las sonrisas, y hundiéndome en lo más bajo con el más doloroso de los silencios. Sufriendo el más sincero de los autoreprochamientos de la mano de la búsqueda del consuelo del propio verdugo.

Una y otra vez lo mismo, el sueño, la pesadilla, despertar y seguir soñando, para encontrarme de lleno con la realidad, para encontrarme con esa confusión que sin duda es fruto de esta interpretación tan idealizada y al mismo tiempo tan enrebesada a cada momento.

Es una presión en el pecho, que te oprime y vacía, pero que no sabes por donde sale, porque hacia fuera desde luego no.

Abrazame, tengo miedo.