Cómo será estudiar sin ella al lado o cómo será estudiar con ella al lado pero temarios diferentes, cómo será no tener a nadie con quién reírme de todas las desgracias que nos rodean, cómo será tener al karma, de pelo negro y ojos marrón oscuro rodeados de blanco leche entera, a un lado y sin el poder cómico de las casualidades.
Dejar atrás el castillo en el que he vivido más tiempo que en mi casa. Ir olvidando poco a poco a las profesoras de magia con batas blancas, a los brujos expertos en escobas voladoras siempre en chandal, a los grandes maestros de las artes místicas con las cruces de colores y las guitarras maltratadas por los jóvenes aprendices tan pequeños como granos de mostaza que están en tí en mí y en todos mis hermanos, y cómo de duro será olvidar las caras de esos semimagos dedicados a recoger toda esa basura de golosinas y recortes de cartulinas encantadas que suponen la primera sonrisa que puedes encontrar al acceder a los grandes torreones y pasillos prohibidos.
Estaba yo esta mañana pensando y me dí cuenta de cuanto, cuanto, cuanto quiero a todas esas personas que me rodean y es que por qué no, si lo más fácil es estar siempre aquí dispuesto a alegraros el día.